Los gráficos de Leprechaun Carol son notablemente chillones, con íconos de duendes de mejillas rosadas que se asemejan a decoraciones de centro comercial de mal gusto. La estética general del juego no impresiona, ya que luce un brillo de plástico que recuerda a los gnomos de jardín. La música de fondo, cargada de dulzura empalagosa y campanas de trineo, podría ser aceptable para algunos, pero al menos las animaciones están ejecutadas de manera competente, proporcionando un mínimo de compromiso visual a pesar del diseño de mal gusto.
El tema de Leprechaun Carol mezcla el espíritu navideño con estereotipos irlandeses, aunque de una manera algo más contenida en comparación con otros juegos temáticos de duendes. El fondo está decorado con nieve y los duendes visten trajes rojos festivos. Aunque el tema parece un intento forzado de evocar el espíritu navideño, aun así, resulta mejor que algunas otras combinaciones temáticas extrañas como Atlantis Thunder: St Patrick’s Day. El juego logra limitar su estereotipación irlandesa a elementos como el ocasional vaso falso de Guinness.
En conclusión, Leprechauns Carol ofrece una tasa de retorno al jugador que supera ligeramente el estándar de la industria, con rangos de apuestas que atienden tanto a jugadores de bajo como de alto gasto. Su alta volatilidad se alinea bien con las estrategias preferidas por los entusiastas de las tragamonedas que disfrutan de la dinámica de riesgo-recompensa. Sin embargo, la estética desagradable podría ser un factor decisivo para muchos, y aunque la variedad de características de bonificación agrega algo de profundidad, probablemente haya juegos de tragamonedas más atractivos visualmente e igualmente atractivos disponibles para los jugadores que buscan una experiencia más placentera.